Los enoturistas agradecen recibir “algo de formación” antes de acudir a la visita.
Son muchos, y en muy poco tiempo, los conceptos que los enoturistas reciben en bodega, por lo que seguramente aprovecharán mucho más la visita si han hecho antes “los deberes”.
Con esto nos referimos a los “nuevos enoturistas”. Como bien estarás pensando, contamos con enoturistas “consagrados” con elevados conocimientos en el apasionante mundo del vino, a los que estudiar antes de ir a una visita a bodega, no les es necesario.
En las visitas de enoturismo, primeramente, se suele visitar el viñedo, en el que se habla de la “vitis vinífera”, de la filoxera, de los tipos de cepas, de los suelos, de la influencia geográfica y del clima en los vinos, etc. Se les ofrece conceptos de la viticultura que no habían escuchado antes. Si te fijas, un porcentaje de ellos, al recibir de repente todo ese elevado flujo de información, ya empiezan a despistarse con el vuelo de una urraca, o un petirrojo…
Llegados a la sala donde se realiza todo el complejo proceso de vinificación en el que nos hablan del despalillado y estrujado de las uvas, encubado, remontado, fermentación alcohólica, remontado y bazuqueo, descube, prensado, fermentación maloláctica, reposo en depósito, clarificación, estabilización, filtrado, trasiego, crianza en barrica, embotellado, envejecimiento en botella… los rostros de asombro y estupefacción… se van poco a poco incrementando. Verás que algunos de ellos, comienzan a asentir con la cabeza, elevando los parpados, y haciendo ver al grupo que se están enterando de todo, …
Hay que ponerse en la situación del enoturista, al escuchar por primera vez en su vida, que existe una máquina que se llama estrujadora, otra despalilladora… que hay dos tipos de fermentación…y que la segunda se llama maloláctica…
Ciertamente, y como decimos, muy interesante… super apasionante conocer in situ el milagro de la vinificación. Pero los enoturistas seguro que se preguntarán ¿no habríamos aprovechado mejor la visita de enoturismo si hubiéramos hecho antes los deberes en casa?
Un ejemplo práctico son las autoescuelas. Días antes de conducir en coche por primera vez, te has aprendido las señales del tráfico, las normas de circulación, las luces, los intermitentes, y qué pedal de los tres es el freno, por si hiciera falta presionarlo.
En el caso del enoturismo, aunque con “menos riesgo”, es muy parecido. ¿A que esa primera vez que se conduce un coche, se disfruta mucho más poniendo en práctica lo aprendido, y no aprendiendo quien tiene preferencia en una rotonda, entre cláxones, gritos, semáforos y el stress de la ciudad?
En el caso de los nuevos enoturistas sucede lo mismo. Disfrutan mucho más llegando al destino conociendo ya un alto porcentaje de todo lo que allí le van a explicar. Si acuden a la visita “sabiendo”, van a afianzar conceptos, y van a ampliar conceptos. Si acuden a la visita sin saber nada, su cabeza se va a pasar la hora entera pensando… ¿qué ha dicho el guía…? ¿despalilladora?… ¿despalilla…qué?…
Bueno, esto solo es un ejemplo, que nos sirva para comparar y diferenciar dos tipos de enoturistas, el que viene leído y el que toma contacto por primera vez con el mundo del vino.
Finalmente, los enoturistas acuden a la sala de cata, dónde “las caras de póker” son dignas de mención. No os perdáis cuando el enólogo o sumiller (que suelen ser una persona de rostro serio y explicaciones muy técnicas) comienza a decir que el vino no tiene aristas, es redondo, tiene bouquet, es aterciopelado, con cuerpo y es franco…
En ese momento… “apaga y vámonos”… las caritas y expresiones de los enoturistas son “de foto”… empiezan a mirar la copa, y no se atreven a mirar al experto a los ojos, por temor a si les preguntan y no saber qué responder…
[En ese momento, nos vienen esos recuerdos del colegio,… de cuando no habíamos estudiado y no nos atrevíamos mirar al profesor, por si nos preguntaba algo. Solo los estudiosos con denotada heroicidad, se atrevían a mantenerle la mirada de forma estoica, sin pestañear.]
El que sí sabe… y quiere hacer un alarde, se le oye murmurar (con cierto control del nivel de volumen para que se le oiga bien)… “sí, sí, así es”… y al rato…”tiene buen equilibrio”…con un posterior… “sí, sí me gusta más en boca que en nariz…”. Y cuando el grupo le mira,… veras que de forma instantánea, -al sentirse observado – agita felizmente la copa con mucho arte, para acto seguido introducir la nariz dentro de la copa… exhalando una especie de sonido placentero.
Perdonadme, me he dejado llevar… Volvamos al tema… ¡ya me centro en lo importante!.
En menos de hora y media, el grupo de enoturistas, se han dado cuenta de lo complejo y atractivo que es el mundo del vino, y hasta han descubierto que “el vino con crianza tiene aromas ¡¡a vainillas y eucaliptos…!!”
Es decir, para ser sinceros, les hemos asustado -al menos un poco-, y a la vez sorprendido muy gratamente. Hasta que llegaron a la bodega no se podían imaginar todo el conocimiento, trabajo, ciencia e historia que encierra una maravillosa botella de vino.
Hemos de confesar que los enoturistas (con nivel principiante), cuando acuden a una visita de enoturismo, asumen [digamos entre comillas] “cierto riesgo” porque se puede encontrar con dos tipos de guías: uno que les explique todo de una forma fácil, amigable y comprensible, u otro de los que les encanta lucirse “soltando” terminología y tecnicismo de nivel ciclo III de enología, y nivel V de sumillería WSET. En este segundo caso, existen más motivos para que los enoturistas aminoren ese citado “riesgo” y acudan a la visita con conocimientos básicos en la materia… ¿verdad?.
Si has llegado leyendo hasta aquí… [cosa que te agradezco de corazón], respóndeme a esta pregunta… [lo puedes hacer compartiendo este post en tus redes sociales, y dando tu opinión]… ¿no es preferible ofrecer algo de formación a los enoturistas antes de que acudan?
Si hiciéramos a los enoturistas una encuesta sobre ir de enoturismo “sin anestesia” podríamos encontrar la siguiente horquilla de respuestas:
- “He desconectado de las explicaciones desde la despalilladora”.
- “Me ha parecido que esta visita no era para mí cuando el guía nos ha dicho que en la fermentación malolactica, se transforma el ácido málico en láctico”.
- “Estoy camino de regreso a casa, y no entiendo por qué el sumiller decía que el vino que hemos bebido era amable, expresivo, con buen cuerpo y con elevada tanicidad”.
- “He entendido todo, porque fui a la visita con los deberes hechos”.
Evitando “dar porcentajes” de esta posible encuesta, y por sentido común, nos quedamos con la cuarta respuesta. Es la más satisfactoria, y a la que debemos tender en las bodegas para facilitar las visitas de enoturistas, y su continuidad en el maravilloso mundo del vino.
En la plataforma formativa Cursocatadelvino.com tenemos cursos 100% online de cata a partir de los 17 euros. Tampoco son tan caros… ¿verdad?.
Las bodegas, agencias de viajes, sumilleres, etc… ofrecen estos packs de “visita de enoturismo + curso on line” en el momento de la reserva, como un servicio “optativo”, que sin duda los enoturistas agradecen. Si así lo hacemos , desde Cursocatadelvino.com os aseguramos que el enoturista acudirá en el coche a la bodega diciendo ¡qué ganas tengo de ver en persona la famosa despalilladora!
Cuando llega un grupo de enoturistas a bodega, es fácil saber quién ha estudiado y quién no. [Te vas a reír…] pero lo sabrás al ver quién de ellos –con una inusitada cara de emoción-, pregunta por la despalilladora.
Para finalizar este post, si has respondido sí, te invitamos a conocer los cursos relacionados con este maravilloso y apasionante mundo del vino, haciendo clic aquí.
Gracias por leernos. No me queremos despedir de ti, sin mostrarte antes, la introducción de uno de nuestros Cursos on-line de cata: